Un
rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y
flores se estaban muriendo.
El
Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el
Pino.
Volviéndose
al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la
Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa.
La
Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble.
Entonces encontró una planta, una flor en el suelo, floreciendo y
más fresca que nunca.
El
rey preguntó: «¿Cómo
es
que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?»
La
flor le respondió: «No
lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste,
querías que fuera así. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los
habrías plantado»
En
aquel momento me dije: «Intentaré
ser Flor de la mejor manera que pueda».
Al llamarnos Dios nos dice:"Tú eres importante para mí, te quiero, cuento contigo"... De ahí nace la alegría. La alegría en el momento en que Jesús me ha mirado.
Papa Francisco
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